Por Rodrigo Contrera
?En qué podría una compañía de teatro en San Pablo, Brasil, diferenciarse de otra en otro lugar del mundo? ?Por que podríamos esperar que hubiera una diferencia entre lo que se pasa en las artes de un país enorme, tropical, conservador, una especie de "gigante dormido", un llamado "país del futuro", y otros, no tan grandes, no tan poderosos, no detentores de la más grande floresta tropical, de incontables pueblos indígenas, de recursos naturales aparentemente inesgotables? ?Qué podrían tener las artes en ese país que no tendrían en otros países? ?Acaso eso es tan importante?
Uds. podrán inmaginar que las artes en un país como Brasil deben tener algo especialmente relacionado a su naturaleza, su cultura exuberante, su status como detentor del 4o más importante canal de televisión del Globo. Puede ser. Sólo en San Pablo, por ejemplo, existen más de 300 grupos de teatro independientes, de los cuales unos 30 tienen sede propia, y que se relacionan con el teatro de incontables formas. Hay desde grupos de teatro de énfasis rural, folclórica, relacionados al lenguaje circense, post-modernos, experimentales, etc., o sea, de todo tipo. Como en todo el mundo, de resto. Éste grupo que les iré mostrar es uno de los más tradicionales en la urbe "paulistana", com más de 30 años de existencia, cuyo director, por coincidencia (créanme), ahora me ha convidado a participar como actor 1. Ahora mismo.
Uds. deben estar pensando, ah, entonces él irá hablar de esta compañía porque es un creído de mierda. Bueno. Uds. pueden claro pensar lo que quieren. Pero les digo. No es nada de eso. Lo que me gustaría es que yo consiga mostrarles por qué esta compañía tiene algo de especial y que, pese a estar en Brasil, tiene todo que ver incluso con lo que Uds. que viven no sé donde. Si yo pudiera contarles eso me daría por satisfecho. Vamos a ver.
Existe un bar en una calle llamada Frei Caneca (o, para otros, Gay Caneca, por motivos óbvios), en el centro de San Pablo, que abre sus puertas usualmente de noche. Es relativamente chico, unos 5 m por 15 m, al final del cual existe un teatro con un máximo de 40 lugares (normalmente, 25). Ese bar vende cerveza, vino, vodka y, claro, whisky. Su dueño es un sujeto que generalmente llega de noche y que se llama Mario. Un sujeto que anda con calma, saluda con una discreta efusividad, vive sus noches como si fueran sus últimas (o sus primeras) y que no parece dueño de nada. Pero lo es. Y él sabe. Pero no parece.
El bar está en frente a una lanchonete (lugar donde se come almuerzo y otros petiscos) de esquina siempre llena. El bar, no. Generalmente está vacío. O, cuando tiene gente, tiene poca gente (hay excepciones, claro). Ese bar, llamado Teatro Cemitério de Automóveis (Cementerio de Automóbiles), es la sede de la compañia de mismo nombre. Funciona como bar, teatro y sala de ensayos. Tiene poco tiempo de existencia (el bar). La compañía, no. Ésta tiene 30 años (o más).
Mario Bortolotto, como se llama el sujeto, tiene 50 años, nació en Londrina (en la provincia de Paraná, mas al sur de Brasil) y desde su adolescencia decidió vivir de teatro. Sobrevivir de teatro. Subsistir de teatro. Del teatro. Mário, director reconocido por el medio teatral paulistano y brasileño, no se considera nada. A los que le presentan poesías, el se queja que quieren su opinión "como si valiera más que solamente una opinión". "?Por que yo?", se queja en general para sí mismo. A otros les gusta decir que les gusta su teatro. Muy bien. Él, de su parte, prefiere quedarse tranquilo en una mesa cualquiera y esperar que sus amigos aparezcan.
A Mario le gusta el rock. El blues. Las tiras cómicas. Los comics. Pero, antes y principalmente, sus amigos. Mário es un coleccionador de amigos. Si eres amigo de él, tienes todo. Si no, "nada". Si eres su amigo, tu juegas snooker (o sinuca) con él o con sus amigos. Si no, puedes jugar, pero no con ellos. O con ellos si acaso ellos quieran. Si eres su amigo, puedes quedarte quieto - como yo - y nadie te irá molestar. Si no eres, generalmente molestas. Porque tienes opiniones - y nadie te preguntó. Porque intentas "forzar" amistades. En general, porque molestas. Por eso los que entran en el bar Teatro Cemitério en general son amigos, o son casi amigos, o son gente extraña, pero en general no son lo contrario de amigos.
No me entendian mal. No existe nadie que pueda impedir quien quiera ir al bar y quedarse ahí sin hacer o comer o beber nada. Simplemente va quien quiere encontrar amigos. Quien prefiere quedarse en el bar a meterse en su casa a ver tele. Quien de alguna forma comparte con sus amigos sus gustos - o no.
Mario tiene sus preferencias. Esas preferencias están presentes en todas partes. La tele de tela plana pasa Van Morrison. O Celso Blues Boy. O Rolling Stones. O AC/DC. O raridades. Todos los martes, el teatro pasa films. De Cassavettes, Ferrara, etc. Algunos miércoles ocurre una fiesta llamada Soul & Kitchen. Donde algunos amigos leen teatro. O leen poesía. O tocan lo que quieren. Todas las atracciones del espacio son casi gratuitas. Hay algunas que salen 5 reales (2,7 dólares). Otras lo que el espectador quiera pagar. Jugar snooker es barato. Los films son gratuitos. Las bebidas salen por lo que tienen que salir.
Mario pensó, cuando compró el punto comercial, en colocar en la entrada del bar: aquí el cliente jamás tiene razón. No lo hizo. Pero es mas o menos como funciona. Cualquiera puede entrar y beber y jugar y ver films y ver piezas de teatro. Pero eso no significa nada. Existen los amigos y los no amigos. Y los amigos en general se quedan en el bar. Y los otros, no. Es así.
Las piezas de teatro del Teatro Cemitério en general son de él, Mario. Pero eso no significa que no puedan ser de otros. Pero esos otros tienen que tener algo a ver con el lugar. La pieza adonde empezaré a actuar profesionalmente no es de Mario. Pero Mario aceptó dirigirla. Así como no era de Mario, si no de Bukowski, la pieza que llenó el teatro por meses en el primer semestre de 2013. Y no fue de Mario - sino de una amiga de él - una pieza que hace poco me agradó mucho con lenguaje de comics. No existe prohibición. Pero las cosas funcionan, todas, a depender de que Mario le guste. Lo que no signifique que el ve todo lo que ocurre en el teatro. Mario hace lo que quiere.
Autor de teatro, de poesía, de blogs y de otro tipo de expresión, Mario tiene su lenguaje particular y su forma de actuar y de dirigir. Yo sé - él admitió - que el ve otras piezas, otros lenguajes, otros teatros. Pero el prefiere seguir su gusto. A él le gusta Woody Allen. Pero no hace nada de tipo Woody Allen. El sabe muy bien que Bergman es bueno. Pero prefiere otras cosas. Es algo simple. El, desde hace mucho tiempo, quiso hacer lo que le da las ganas y vivir de teatro. Su libertad, notase, es algo innegociable.
Uds. pueden preguntarse: pero en ese bar y en ese grupo nadie piensa lo que quiere? Claro. Pero el director es Mario. Y trabajar con él es simplemente trabajar con lo que le gusta a todos de ese mismo lugar. ?Todos están juntos porque son amigos? Claro. ?Hay quién piense diferente? Claro. ?Pero por qué trabajar con lo que no nos gusta? En el grupo Cemitério todos trabajan con lo que les gusta. Y si no les gusta se van. Simple. No hay problema. Se queda quién le gusta oír, beber, ver y vivir ese estilo de vida medio rock-medio blues que caracteriza todos los amigos del Cemitério de Automóveis.
Yo les había dicho al empezar este texto que de alguna forma lo que ocurre en el Teatro Cemitério tiene "todo que ver incluso con lo que Uds. que viven no sé donde". Les pregunto: ?y no? ?Acaso a Uds. no les gusta el rock? A muchos le gusta el rock. ?Y el blues? Lo mismo. ?Y la literatura beat? A muchos. ?Y Bukowski? A otro tanto. El universo que el Teatro Cemitério representa es un universo que se ha hecho universal. Que tiene que ver con Hollywood, pero con un tipo de Hollywood, con los beats, pero con una forma de entender a los beats, con la poesía marginal, sí, pero no con toda poesía marginal. Lo que el Teatro Cemitério representa es algo que parece haber siempre existido y que por otro lado cambia de aparencia todos los días.
Visiten San Pablo. Y venganse a la rua Frei Caneca, 384, en el centro, y vivan este universo de amigos. Vaya que se hacen amigos de Mario y de todos, y que reproducen este universo particular que existe en Brasil pero que tiene filiales en todo el mundo.
1 Sí, además de periodista y filósofo, soy dramaturgo y actor. Pero eso no tiene importancia. Verdad. De resto, yo había empezado este artículo (me dijieron para escribir sobre lo que me da las ganas) antes de ser invitado a actuar.
?En qué podría una compañía de teatro en San Pablo, Brasil, diferenciarse de otra en otro lugar del mundo? ?Por que podríamos esperar que hubiera una diferencia entre lo que se pasa en las artes de un país enorme, tropical, conservador, una especie de "gigante dormido", un llamado "país del futuro", y otros, no tan grandes, no tan poderosos, no detentores de la más grande floresta tropical, de incontables pueblos indígenas, de recursos naturales aparentemente inesgotables? ?Qué podrían tener las artes en ese país que no tendrían en otros países? ?Acaso eso es tan importante?
Uds. podrán inmaginar que las artes en un país como Brasil deben tener algo especialmente relacionado a su naturaleza, su cultura exuberante, su status como detentor del 4o más importante canal de televisión del Globo. Puede ser. Sólo en San Pablo, por ejemplo, existen más de 300 grupos de teatro independientes, de los cuales unos 30 tienen sede propia, y que se relacionan con el teatro de incontables formas. Hay desde grupos de teatro de énfasis rural, folclórica, relacionados al lenguaje circense, post-modernos, experimentales, etc., o sea, de todo tipo. Como en todo el mundo, de resto. Éste grupo que les iré mostrar es uno de los más tradicionales en la urbe "paulistana", com más de 30 años de existencia, cuyo director, por coincidencia (créanme), ahora me ha convidado a participar como actor 1. Ahora mismo.
Uds. deben estar pensando, ah, entonces él irá hablar de esta compañía porque es un creído de mierda. Bueno. Uds. pueden claro pensar lo que quieren. Pero les digo. No es nada de eso. Lo que me gustaría es que yo consiga mostrarles por qué esta compañía tiene algo de especial y que, pese a estar en Brasil, tiene todo que ver incluso con lo que Uds. que viven no sé donde. Si yo pudiera contarles eso me daría por satisfecho. Vamos a ver.
Existe un bar en una calle llamada Frei Caneca (o, para otros, Gay Caneca, por motivos óbvios), en el centro de San Pablo, que abre sus puertas usualmente de noche. Es relativamente chico, unos 5 m por 15 m, al final del cual existe un teatro con un máximo de 40 lugares (normalmente, 25). Ese bar vende cerveza, vino, vodka y, claro, whisky. Su dueño es un sujeto que generalmente llega de noche y que se llama Mario. Un sujeto que anda con calma, saluda con una discreta efusividad, vive sus noches como si fueran sus últimas (o sus primeras) y que no parece dueño de nada. Pero lo es. Y él sabe. Pero no parece.
El bar está en frente a una lanchonete (lugar donde se come almuerzo y otros petiscos) de esquina siempre llena. El bar, no. Generalmente está vacío. O, cuando tiene gente, tiene poca gente (hay excepciones, claro). Ese bar, llamado Teatro Cemitério de Automóveis (Cementerio de Automóbiles), es la sede de la compañia de mismo nombre. Funciona como bar, teatro y sala de ensayos. Tiene poco tiempo de existencia (el bar). La compañía, no. Ésta tiene 30 años (o más).
Mario Bortolotto, como se llama el sujeto, tiene 50 años, nació en Londrina (en la provincia de Paraná, mas al sur de Brasil) y desde su adolescencia decidió vivir de teatro. Sobrevivir de teatro. Subsistir de teatro. Del teatro. Mário, director reconocido por el medio teatral paulistano y brasileño, no se considera nada. A los que le presentan poesías, el se queja que quieren su opinión "como si valiera más que solamente una opinión". "?Por que yo?", se queja en general para sí mismo. A otros les gusta decir que les gusta su teatro. Muy bien. Él, de su parte, prefiere quedarse tranquilo en una mesa cualquiera y esperar que sus amigos aparezcan.
A Mario le gusta el rock. El blues. Las tiras cómicas. Los comics. Pero, antes y principalmente, sus amigos. Mário es un coleccionador de amigos. Si eres amigo de él, tienes todo. Si no, "nada". Si eres su amigo, tu juegas snooker (o sinuca) con él o con sus amigos. Si no, puedes jugar, pero no con ellos. O con ellos si acaso ellos quieran. Si eres su amigo, puedes quedarte quieto - como yo - y nadie te irá molestar. Si no eres, generalmente molestas. Porque tienes opiniones - y nadie te preguntó. Porque intentas "forzar" amistades. En general, porque molestas. Por eso los que entran en el bar Teatro Cemitério en general son amigos, o son casi amigos, o son gente extraña, pero en general no son lo contrario de amigos.
No me entendian mal. No existe nadie que pueda impedir quien quiera ir al bar y quedarse ahí sin hacer o comer o beber nada. Simplemente va quien quiere encontrar amigos. Quien prefiere quedarse en el bar a meterse en su casa a ver tele. Quien de alguna forma comparte con sus amigos sus gustos - o no.
Mario tiene sus preferencias. Esas preferencias están presentes en todas partes. La tele de tela plana pasa Van Morrison. O Celso Blues Boy. O Rolling Stones. O AC/DC. O raridades. Todos los martes, el teatro pasa films. De Cassavettes, Ferrara, etc. Algunos miércoles ocurre una fiesta llamada Soul & Kitchen. Donde algunos amigos leen teatro. O leen poesía. O tocan lo que quieren. Todas las atracciones del espacio son casi gratuitas. Hay algunas que salen 5 reales (2,7 dólares). Otras lo que el espectador quiera pagar. Jugar snooker es barato. Los films son gratuitos. Las bebidas salen por lo que tienen que salir.
Mario pensó, cuando compró el punto comercial, en colocar en la entrada del bar: aquí el cliente jamás tiene razón. No lo hizo. Pero es mas o menos como funciona. Cualquiera puede entrar y beber y jugar y ver films y ver piezas de teatro. Pero eso no significa nada. Existen los amigos y los no amigos. Y los amigos en general se quedan en el bar. Y los otros, no. Es así.
Las piezas de teatro del Teatro Cemitério en general son de él, Mario. Pero eso no significa que no puedan ser de otros. Pero esos otros tienen que tener algo a ver con el lugar. La pieza adonde empezaré a actuar profesionalmente no es de Mario. Pero Mario aceptó dirigirla. Así como no era de Mario, si no de Bukowski, la pieza que llenó el teatro por meses en el primer semestre de 2013. Y no fue de Mario - sino de una amiga de él - una pieza que hace poco me agradó mucho con lenguaje de comics. No existe prohibición. Pero las cosas funcionan, todas, a depender de que Mario le guste. Lo que no signifique que el ve todo lo que ocurre en el teatro. Mario hace lo que quiere.
Autor de teatro, de poesía, de blogs y de otro tipo de expresión, Mario tiene su lenguaje particular y su forma de actuar y de dirigir. Yo sé - él admitió - que el ve otras piezas, otros lenguajes, otros teatros. Pero el prefiere seguir su gusto. A él le gusta Woody Allen. Pero no hace nada de tipo Woody Allen. El sabe muy bien que Bergman es bueno. Pero prefiere otras cosas. Es algo simple. El, desde hace mucho tiempo, quiso hacer lo que le da las ganas y vivir de teatro. Su libertad, notase, es algo innegociable.
Uds. pueden preguntarse: pero en ese bar y en ese grupo nadie piensa lo que quiere? Claro. Pero el director es Mario. Y trabajar con él es simplemente trabajar con lo que le gusta a todos de ese mismo lugar. ?Todos están juntos porque son amigos? Claro. ?Hay quién piense diferente? Claro. ?Pero por qué trabajar con lo que no nos gusta? En el grupo Cemitério todos trabajan con lo que les gusta. Y si no les gusta se van. Simple. No hay problema. Se queda quién le gusta oír, beber, ver y vivir ese estilo de vida medio rock-medio blues que caracteriza todos los amigos del Cemitério de Automóveis.
Yo les había dicho al empezar este texto que de alguna forma lo que ocurre en el Teatro Cemitério tiene "todo que ver incluso con lo que Uds. que viven no sé donde". Les pregunto: ?y no? ?Acaso a Uds. no les gusta el rock? A muchos le gusta el rock. ?Y el blues? Lo mismo. ?Y la literatura beat? A muchos. ?Y Bukowski? A otro tanto. El universo que el Teatro Cemitério representa es un universo que se ha hecho universal. Que tiene que ver con Hollywood, pero con un tipo de Hollywood, con los beats, pero con una forma de entender a los beats, con la poesía marginal, sí, pero no con toda poesía marginal. Lo que el Teatro Cemitério representa es algo que parece haber siempre existido y que por otro lado cambia de aparencia todos los días.
Visiten San Pablo. Y venganse a la rua Frei Caneca, 384, en el centro, y vivan este universo de amigos. Vaya que se hacen amigos de Mario y de todos, y que reproducen este universo particular que existe en Brasil pero que tiene filiales en todo el mundo.
1 Sí, además de periodista y filósofo, soy dramaturgo y actor. Pero eso no tiene importancia. Verdad. De resto, yo había empezado este artículo (me dijieron para escribir sobre lo que me da las ganas) antes de ser invitado a actuar.
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